El Tambre nació como una respuesta a la preocupación de los padres por la formación de sus hijos. A través de las más diversas actividades se ayuda a los chicos a ocupar bien su tiempo libre, a la vez que se forman, hacen buenos amigos y aprenden cosas nuevas.
Cultivar las virtudes humanas, tan decisivas en estas edades, fomentar en los chicos la generosidad, estudiar la doctrina cristiana, valorar el estudio como trabajo profesional y aprender a tratar a Dios en los diversos medios a los que libremente se puede asistir, es el común denominador de los más de 50 años de vida del Tambre.
Educar a los hijos es, quizá, una de las tareas más importantes a las que una persona ha de hacer frente a lo largo de su vida. Y la educación de cada chico se desarrolla fundamentalmente en la familia, pero también influyen muchos otros escenarios y circunstancias, como el colegio, el tiempo libre, etc.
Ciertamente el colegio juega un papel fundamental en la educación, puesto que es donde el chico pasa muchas horas del día y donde tiene la mayor parte de sus relaciones. Por eso es tan importante para los padres escoger bien dónde estudia su hijo -aunque suponga un esfuerzo económico o un mayor tiempo de desplazamiento-, y asumir el protagonismo que también en este terreno tienen: preocuparse de acudir a las reuniones para padres que allí se celebran, visitar al tutor o a los profesores cuando sea preciso, etc. Supone seguramente un sacrificio, pequeño o grande, pero siempre merece la pena.