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21Nov
Educar en amistad
«El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos», decía san Josemaría. Sólo así se crea la confianza que hace posible su educación. Lo más importante de la educación no consiste en transmitir unos conocimientos o habilidades: es, ante todo, ayudar al otro a que crezca como persona, a que despliegue todas sus potencialidades, que son un don que ha recibido de Dios. Lógicamente, también es necesario instruir, comunicar contenidos, pero sin perder nunca de vista que educar tiene un sentido que va más allá de enseñar unas capacidades manuales o intelectuales. Implica poner en juego la libertad del educando y, con ésta, su responsabilidad. De ahí que, en cuestiones de educación, es preciso proponer metas, objetivos adecuados que, dependiendo de cada edad, puedan ser percibidos como algo sensato que da significado y valor a la tarea emprendida. …
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21Nov
Educar en templanza y sobriedad (2)
«Quien es señor de sí mismo posee maravillosas posibilidades para entregarse al servicio del prójimo y de Dios, y alcanzar así la máxima felicidad». Segundo editorial sobre cómo educar a los adolescentes en la templanza. La adolescencia ofrece nuevas posibilidades para educar en la templanza, pues el joven tiene una mayor madurez, y esto facilita la adquisición de virtudes, que requieren interiorizar hábitos de comportamiento y motivos. Si bien el niño puede acostumbrarse a hacer cosas buenas, sólo cuando llega a una cierta madurez afectiva e intelectual puede profundizar en el sentido de las propias acciones, y valorar sus consecuencias. En la adolescencia es importante explicar el porqué de algunos comportamientos, percibidos quizá por el joven como formalismos; o de algunos límites que conviene poner a la conducta, y que tal vez vean como meras prohibiciones. En definitiva, hemos de aprender a dar razones válidas por las que…
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21Nov
Educar en templanza y sobriedad (I)
«Tened valor para educar en la austeridad -decía san Josemaría a un grupo de familias-; si no, no haréis nada». Sobre esta virtud se centra este nuevo texto editorial de la serie dedicada a la familia. En la labor de educación, cuando los padres niegan a sus hijos algún deseo, es fácil que éstos pregunten por qué no pueden seguir la moda, o comer algo que no les gusta, o qué les impide pasar horas navegando por internet, o jugando en el ordenador. La respuesta que viene espontánea puede ser, simplemente, “porque no nos podemos permitir ese gasto” o “porque debes terminar tus tareas” o, en el mejor de los casos, “porque acabarás siendo un caprichoso”. Son respuestas hasta cierto punto válidas, al menos para salir de un momentáneo atolladero, pero que sin pretenderlo pueden ocultar la belleza de la virtud de la templanza, haciendo que aparezca ante…
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21Nov
Educar el corazón
Los sentimientos se forman de un modo especial durante la niñez. A aprender a amar se aprende desde niños, y los principales maestros son los padres, como se señala en este texto editorial sobre la familia. La educación es un derecho y un deber de los padres que prolonga, de algún modo, la generación; se puede decir que el hijo, en cuanto persona, es el fin primario al que tiende el amor de los esposos en Dios. La educación aparece así como la continuación del amor que ha traído a la vida al hijo, donde los padres buscan darle los recursos para que pueda ser feliz, capaz de asumir su lugar en el mundo con garbo humano y sobrenatural. Los padres cristianos ven en cada hijo una muestra de la confianza de Dios, y educarlos bien es –como decía San Josemaría– el mejor negocio ; un negocio que…
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21Nov
La autoridad de los padres
Dios es el autor de la vida, y su bondad se manifiesta también en su autoridad, de la cual participa toda autoridad creada: en particular, la autoridad amorosa de los padres. Ciertamente, el ejercicio de esa autoridad parental no es siempre fácil. “Baja” necesariamente a aspectos muy concretos de la vida cotidiana. Todos tenemos experiencia de que, a la hora de educar, «sin reglas de comportamiento y de vida, aplicadas día a día también en las cosas pequeñas, no se forma el carácter y no se prepara para afrontar las pruebas que no faltarán en el futuro» ; sin embargo, sabemos también que no siempre resulta fácil encontrar el equilibrio entre libertad y disciplina. De hecho, muchos padres temen –tal vez las han sufrido ellos mismos– las consecuencias negativas que puede conllevar el imponer algo a los hijos: por ejemplo, que se deteriore la paz del hogar, o…




